Mi Alpinismo

Castro Valnera
  Enero de 2007


Página elaborada por José Ángel Berná


Una de las muchas zonas singulares de Cantabria es la región pasiega. A tan solo 30 Km al sur de Santander existe un macizo calizo que conforma una serie de valles de difícil acceso: los valles pasiegos de Pisueña, Pas y Miera, además de otros secundarios. Toda esta zona está presidida por el macizo de Castro Valnera, cuya cumbre se encuentra a una altitud de 1718 m.s.n.m. y es la más alta desde este punto hasta los Pirineos.

Su cara norte, con caídas vertiginosas hacia los valles pasiegos, es la frontera natural de Cantabria con Castilla y aún hoy en día el paso a través de los puertos de Lunada o Estacas de Trueba se cierra en invierno con las copiosas nevadas.



Durante años, en mis frecuentes viajes a esta bella región cántabra, he ansiado pisar su cumbre, balcón privilegiado sobre una zona que todavía mantiene características etnográficas únicas. Y después de muchos años y gracias a la oportunidad de haber conocido a unos excelentes montañeros y enamorados de estas cumbres (Ángel, Gema, Juan y Delfi) he conseguido hacer realidad este sueño.

Este invierno no he llegado al mismo tiempo que la nevada y la ascensión será apenas sin nieve, pero no deja de ser un bello recorrido a través de su arista noreste. Para futuros retos quedará recorrer las hermosas canales invernales, cuyo aspecto estremece.



Desde el pueblo de Selaya partimos en dirección al puerto de Lunada, para realizar la ascensión desde un pequeño valle en la provincia de Burgos.



Caminaremos por una pista hasta alcanzar la zona denominada el Bernacho, bajo la cara sur de esta mole calcárea llena de peligrosas simas.



Al finalizar la pista seguiremos por el valle en dirección al collado noreste de Castro Valnera, atravesando primero prados y luego a través de laderas con brezo espinoso.





Después de una acalorada ascensión para ser pleno invierno, alcanzamos el collado que separa el Pico de la Miel de Castro Valnera. El pico de la Miel, al igual que el resto del macizo ofrece un aspecto benevolente en la vertiente burgalesa, pero las caídas y canales en la vertiente cántabra son impactantes.





Desde el collado contemplamos un pequeño valle que es la cabecera del nacimiento del río Miera, cuyo recorrido da lugar a uno de los principales valles pasiegos.



Desde aquí tenemos que alcanzar el alto de la Pirulera, donde comenzaremos a recorrer la bella arista noreste del Castro.



Pequeños neveros nos cortan el paso, pero los atravesamos sin dificultad pues podemos hacer huella sin problemas. En el Alto de la Pirulera podemos contemplar por primera vez la cara norte de Castro Valnera, con caídas de casi mil metros hasta el valle donde nace uno de los varios regatos que nutren el río Pas.



El recorrido de la arista es precioso, con un par de pasos de corta trepada sin ninguna dificultad.







Ya vislumbramos la cumbre al fondo. Es una pena que la arista no tenga continuidad hasta el vértice geodésico, pero compensan las vistas en los precipicios cercanos a la cumbre.



Y finalmente alcanzamos la cumbre de Castro Valnera, un momento de alegría después de desear tanto pisarla.



Es hora de tomar un bocado y disfrutar de las vistas. Hemos tenido un día excepcional, pues en este macizo son frecuentes las nieblas en su cumbre y más en invierno. Desde la cumbre podemos contemplar las canales de la cara norte que se ascienden en invierno, aunque en pocas ocasiones debido a los aludes y la baja altitud de la montaña que impide conservar la nieve mucho tiempo.



Iniciamos el descenso hacia el collado de Peña Negra, al oeste del macizo para realizar un recorrido circular. Este descenso sí presenta más peligros con poca nieve o nieve blanda, pues existen numerosas grietas.



Afortunadamente voy con unos excelentes guías que me han permitido disfrutar al máximo esta ascensión, y el recorrido lo conocen como la palma de su mano. El descenso nos permite contemplar el puerto de las Estacas de Trueba y el pico La Capía.



Queda sólo superar una muralla rocosa que nos deja en el collado de Peña Negra. Para ello existe un único paso señalizado con hitos.






Desde el collado parece que el muro es infranqueable.



Como colofón a esta bella ascensión tenemos un precioso descenso hacia las cabaña del Bernacho en el que atravesaremos un increíble hayedo.



Las hayas desnudas de hojas y el musgo invitan a que los duendes aparezcan.





Y tras recorrer el bosque alcanzamos las cabañas del Bernacho, que a pesar de estar en Burgos tienen una arquitectura totalmente pasiega.



Y aquí acaba nuestro recorrido. Regresamos a Selaya a tomar unos cafés y charlar un rato. Agradezco de nuevo a mis compañeros de ruta la oportunidad que me han brindado para conseguir esta deseada ascensión y prometemos repetir compañía en futuras ocasiones.

Gracias amigos.


Enero de 2007


Volver a Temporada 2006-2007